La perla

Perlas cultivadas… El solo nombre evoca imágenes de joyas brillantes arraigadas en ostras muy al fondo del mar. Pero las perlas cultivadas son mucho más que simples joyas. Desde el principio de los tiempos, las perlas han sido reverenciadas como unas de las más bellas y mágicas gemas del mundo. Hoy en día, las perlas cultivadas son la base de una colección de joyas en el guardarropa de toda mujer.

Elegantes, femeninas y actuales, las perlas cultivadas realzan la variedad de estilos de cualquier mujer. Ricas y adaptables, una estrella brillante en el mundo de la joyería fina, un simple collar de perlas cultivadas puede acompañar a una mujer en todos los momentos de su vida, con cualquier prenda de su vestuario. Las posibilidades son interminables.


Gemas Legendarias

Hace miles de años, mucho antes de la historia escrita, los primeros hombres probablemente descubrieron la primera perla mientras buscaban alimentos a la orilla del mar. A lo largo de la historia, la perla, con su cálido brillo interno y su iridiscencia reluciente ha sido una de las gemas más preciadas y codiciadas. Se pueden hallar innumerables referencias a las perlas en la religión y la mitología de muchas culturas desde tiempos remotos.

Los antiguos egipcios apreciaban tanto las perlas que se hacían enterrar con ellas. Se dice que Cleopatra disolvió una perla en un vaso de vino y se lo bebió, simplemente para ganar una apuesta con Marco Antonio de que ella podría consumir la riqueza de un país entero en una sola comida.

En la antigua Roma, las perlas eran consideradas el más alto símbolo de riqueza y posición social.

Los griegos tenían a las perlas en alta estima tanto por su belleza inigualable como por su asociación con el amor y el matrimonio.

Durante los inicios de la Edad Media, mientras que las bellas doncellas de la nobleza atesoraban collares de delicadas perlas, los gallardos caballeros llevaban consigo perlas al campo de batalla; ellos creían que la magia de estas brillantes gemas podía protegerlos de todo mal.

El Renacimiento vio a las cortes reales de Europa inundadas de perlas. Dado que las perlas eran tan bien consideradas,varios países europeos aprobaron leyes prohibiendo el uso de perlas por ciudadanos que no pertenecieran a la nobleza.

Durante la expansión europea hacia el Nuevo Mundo, el descubrimiento de perlas en aguas de América Central contribuyó a la riqueza de Europa.

Desgraciadamente, la codicia y la avidez por las perlas del mar ocasionó que se agotara prácticamente toda la población de ostras americanas productoras de perlas hacia el siglo XVII. Hasta principios del siglo XX, las perlas naturales estaban al alcance sólo de los ricos y famosos. En 1916, el famoso joyero francés Jacques Cartier compró su histórico establecimiento en la Quinta Avenida de la ciudad de Nueva York al intercambiar dos collares de perlas por la valiosa propiedad.

Hoy en día, con el advenimiento del cultivo de perlas, estas joyas están al alcance del bolsillo de cualquier persona. Las perlas cultivadas tienen la mismas propiedades que las perlas naturales y se cultivan en ostras vivas. La única diferencia es un poquito de aliento que pone el ser humano.

 

Nace una perla

El nacimiento de una perla es un suceso maravilloso. A diferencia de las piedras o metales preciosos que deben extraerse de la tierra, las perlas son creadas por ostras vivas en las profundidades del mar. Las piedras preciosas deben pulirse antes de que muestren su belleza; las perlas no necesitan tales tratamientos para revelar su encanto. Nacen de las ostras madres con lustre iridiscente y suave brillo interno que no se iguala a ninguna otra gema en el mundo.

Una perla natural empieza su vida cuando un objeto extraño, como un parásito o una partícula de arena, se aloja por accidente en el cuerpo suave de la ostra del cual no puede ser expulsado. En un esfuerzo por aliviar esta molestia, el cuerpo de la ostra inicia una acción defensiva. La ostra empieza a segregar una sustancia cristalina lisa y a la vez dura alrededor del objeto irritante, con el fin de protegerse. Esta sustancia es el nácar. Mientras el cuerpo extraño permanezca dentro del cuerpo de la ostra, ésta seguirá segregando nácar alrededor del objeto, capa tras capa. Después de varios años, el objeto irritante quedará totalmente encerrado dentro de esta sedosa capa cristalina.

El resultado: la preciada y brillante gema llamada perla. Pero, de qué manera las preciosas perlas se forman de lo que una ostra considera simple protección contra la irritación, es uno de los secretos más preciados de la naturaleza. Ya que el nácar no es sólo una sustancia calmante. Está compuesto de cristales microscópicos, cada uno alineado perfectamente con el otro de modo que la luz que pasa a través del eje de uno es reflejada y refractada por otro para producir un arco iris de luz y color. Las perlas cultivadas se forman por ostras de manera casi idéntica. La única diferencia es que la mano del hombre implanta quirúrgicamente el objeto irritante (un trozo pequeño de concha pulida) en la ostra, en lugar de dejárselo al azar, y luego se hace a un lado para dejar que la naturaleza y la ostra obren el milagro.

 

Producción de Perlas Cultivadas

Cría de ostras de calidad Inicialmente, el cultivo de perlas dependía totalmente de las ostras silvestres. Actualmente, el cultivo de perlas es más selectivo. Los científicos japoneses aislaron razas de ostras que poseen cualidades superiores para la producción de perlas. Estas ostras criadas selectivamente producen perlas con un lustre y claridad excepcionales.

Se implanta el núcleo

Técnicos altamente capacitados abren la ostra perlera con mucho cuidado, luego le implantan quirúrgicamente una pequeña cuenta de concha pulida y un trozo de tejido protector. La cuenta de concha sirve como el núcleo alrededor del cual la ostra segrega capa tras capa de nácar, la sustancia cristalina que da forma a la perla.

De vuelta al mar

Las ostras nucleadas son devueltas al mar. Ahí, en bahías protegidas ricas en nutrientes naturales, las ostras se alimentan y crecen, depositando capas lustrosas de nácar alrededor de sus núcleos. En invierno, las ostras son trasladadas al sur, hacia aguas más tibias.

Balsas de perlas

Las ostras nucleadas son suspendidas en balsas para así proveer las mejores condiciones de crecimiento. Los técnicos verifican la temperatura del agua, así como las condiciones de alimentación, a diario a diferentes niveles del mar y luego mueven las ostras hacia arriba o hacia abajo para aprovechar las mejores condiciones de desarrollo.

Ostras mimadas

Periódicamente, las ostras que están produciendo perlas son extraídas del mar para recibir tratamientos de limpieza y salud. Las algas, percebes y otros elementos submarinos que pueden obstaculizar la alimentación de la ostra son removidos de sus conchas. Luego, las conchas son tratadas con compuestos medicados que evitan que los parásitos dañen las ostras.

El nacimiento de una perla

Finalmente, las ostras están listas para la cosecha. Aquéllas que han sobrevivido a los peligros del mar como tifones, sofocantes mareas rojas y ataques de depredadores son traídas a la orilla y abiertas. Si todo ha marchado bien, el resultado será una adorable, lustrosa y valiosa perla.

 

Rara Belleza

Cada año, millones de ostras son nucleadas. Pero sólo una pequeña proporción de éstas sobrevive para producir perlas cultivadas de alta calidad.

Las perlas cultivadas no pueden producirse en masa, como en una fábrica. Mucho depende de los caprichos de la impredecible Madre Naturaleza. Muchas de las ostras no sobreviven la operación de implantación quirúrgica del núcleo. Otras son débiles y susceptibles a enfermedades. Fuertes lluvias pueden inundar las bahías con agua dulce, reduciendo la salinidad y matando las ostras. Algunas veces, ciertas especies de plancton pasan por periodos de crecimiento explosivo, creando la temida “marea roja“ que agota el oxígeno en la bahía y sofoca a las ostras. También están los tifones, los ataques de los depredadores y parásitos, o la falta de nutrientes suficientes en el agua.

En promedio, cerca del cincuenta por ciento de las ostras nucleadas no sobreviven para producir perlas. Y sólo el veinte por ciento produce perlas comercializables. Las restantes son demasiado imperfectas como para ser utilizadas en joyas. 

Una perla perfecta es un acontecimiento raro, bendecido por la naturaleza y altamente valorado. Menos del cinco por ciento de las ostras nucleadas producen perlas de tal perfección en su forma, lustre y color como para ser consideradas de la calidad de las gemas finas. Constituyen los tesoros preciosos del cultivo de perlas y el trofeo único de cualquier colección de joyería. Cualquier mujer que pueda poseer y lucir estas perlas debe considerarse agraciada.


Preparación de Joyas con Perlas Cultivadas

Selección

A diferencia de las perlas de imitación, dos perlas cultivadas nunca son exactamente iguales. Cada una tiene su propia combinación de forma, tamaño, lustre y color. El arte de combinar perlas en un collar; en un par de aretes o en otra pieza de joyería demanda gran destreza que permita combinar perlas de aspecto similar que armonicen entre sí. Aquí, las perlas son seleccionadas por expertos con ojos bien entrenados y años de experiencia.

Perforación

Los agujeros deben hacerse con cuidado y precisión. Un operador inexperto puede partir o arruinar las perlas si las manipula con descuido. Un agujero perforado ligeramente fuera del centro puede arruinar un collar o artículo de joyería que depende del montaje simétrico de las perlas. Esta etapa en la preparación de las perlas cultivadas para la joyería conlleva una operación muy delicada.

Ensartar y Combinar

Puesto que dos perlas cultivadas no son jamás idénticas, un especialista o joyero debe escoger de entre más de 10.000 para encontrar suficientes perlas que se parezcan tanto como para ser ensartadas juntas y formar un solo collar. Aquí, perlas que son muy similares se combinan para ser ensartadas y formar un bello collar.


Variedad de Perlas Cultivadas y donde se producen

Akoya (cultivadas en el Japón y la China)

Las perlas de Akoya son las perlas cultivadas clásicas del Japón. Son las perlas con más lustre en todo el mundo. En años recientes, la China ha logrado producir perlas Akoya dentro de sus propias aguas. Sin embargo, hasta este momento no han podido producir perlas con un lustre tan brillante como las perlas cultivadas Akoya japonesas.

Blancas de los mares del Sur (cultivadas en Australia, Myanmar e Indonesia)

Estas perlas se producen en ostras grandes tropicales o semitropicales en Australia, Myanmar, Indonesia y otros países del Pacífico. Generalmente tienen un tamaño que oscila entre los 10 y 20 mm y se venden a precios muy altos dada su rareza y gran tamaño.

Negras de los mares del sur (cultivadas en la Polinesia francesa)

Las perlas cultivadas negras de los mares del sur se producen en una variedad de ostras perleras grandes que se encuentran principalmente en la Polinesia francesa. Su belleza, color único y su gran tamaño determinan su alto precio.

Perlas de río (cultivadas en el Japón, China y Estados Unidos)

Las perlas de río (o de agua dulce) pueden encontrarse en bahías y ríos por todo el mundo. Se cultivan fácilmente en moluscos de agua dulce de la China, Japón y los Estados Unidos. Muchas de ellas son menos lustrosas que las perlas cultivadas de agua salada pero su bajo precio, sus formas y colores caprichosos las han hecho objetos de joyería muy populares en años recientes.

Mabe (cultivadas en el Japón, Indonesia y Australia)

Se denomina Mabe a las perlas cultivadas hemisféricas que creen adheridas al interior de la concha de una ostra en lugar de dentro del cuerpo de ésta. Generalmente se utilizan en aretes o anillos, ya que así se disimula su lado plano.


Guía para comprar Perlas Cultivadas

Cuando seleccione una sarta de perlas cultivadas, lo mejor es comprarlas a un joyero entendido, quien podrá explicarle cómo sacar el mayor provecho de su compra y asegurarle que está adquiriendo las perlas de la mejor calidad dentro del precio que puede pagar. Puede evaluar cada pieza de joyería con perlas cultivadas sobre la base de los siguientes factores de calidad. Pero recuerde siempre que cuanto mayor sea la calidad de las perlas que seleccione, más bellas y valiosas se tornarán éstas con el tiempo.

Lustre

El lustre es la combinación de brillantez en la superficie y brillo interno. El lustre de una perla debe ser brillante y no opaco. Usted debe poder ver su propio reflejo claramente en la superficie de la perla. Cualquier perla que se vea demasiado blanca, opaca o con apariencia de tiza indica baja calidad.

Superficie

La limpieza se refiere a la ausencia de manchas, abultamientos o hendiduras en la superficie de la perla. Cuanto más limpia esté la superficie, más valiosa será la perla.

Forma

Ya que las perlas cultivadas son producidas por las ostras en la naturaleza, es raro encontrar perlas perfectamente redondas. Sin embargo, cuanto más redonda sea una perla, más valiosa será. Las perlas barrocas, es decir, que tienen forma asimétrica, pueden ser lustrosas y atrayentes, y a menudo cuestan menos que las perlas redondas.

Color

Las perlas cultivadas vienen en una variedad de colores que van del rosado al negro. Si bien el color de la perla es realmente un asunto de preferencia de quien la usa, generalmente las perlas rosadas o plateadas/blancas tienden a verse mejor en personas de piel clara, mientras que las de color crema y dorado resalta más en la piel más oscura.

Tamaño

Las perlas cultivadas se miden por su diámetro en milímetros. Pueden ser inferiores a un milímetro en el caso de perlas de semilla diminutas o medir hasta 20 milímetros, como las perlas grandes de los mares del sur. Cuanto más grande sea la perla, y los demás factores sean equivalentes, más valiosa será. La perla de tamaño promedio que se vende actualmente tiene entre 7 y 7 1/2 milímetros.


Un Regalo de Naturaleza

Tanto las perlas cultivadas como las naturales son producidas por ostras y por lo tanto son consideradas como joyas valiosas, un verdadero regalo de la naturaleza. La única diferencia entre ellas es que las perlas naturales empiezan a producirse por un accidente natural mientras que las perlas cultivadas son iniciadas por la mano del hombre.

Un joyero experimentado generalmente puede observar por el agujero que atraviesa una perla y determinar su origen. Sin embargo, la única manera segura de diferenciar entre una perla natural y una perla cultivada es a través de rayos X. Por otro lado, las perlas de imitación son hechas por el hombre a través de procesos mecánicos y carecen del valor de una joya verdadera. Las mejores perlas de imitación son hechas de cuentas de vidrio, cerámica, concha o plástico cubiertas con un barniz generalmente hecho de lacas y escamas de pescado trituradas para disimular la iridiscencia y el color de la perla.

Las perlas de imitación se conocen con muchos nombres. Algunos de éstos nombres desgraciadamente, se utilizan para engañar al consumidor. Las palabras de moda, de estilo, falsas (faux), simuladas, orgánicas, hechas por el hombre, Mallorca, u otros nombres regionales, son todos términos que se aplican actualmente a las perlas fabricadas de imitación.

La mayoría de los expertos en perlas pueden apreciar la diferencia entre una perla de imitación y una real solamente con verla. Sin embargo, gracias a sofisticadas técnicas de fabricación y terminación, puede ser difícil para el consumidor medio distinguir a simple vista entre una perla natural o cultivada y una buena imitación.

Una manera fácil de averiguarlo es realizando la “prueba del diente“. Si se roza lentamente una sarta de perlas de imitación con los dientes, el tacto será suave. Una sarta de perlas naturales o cultivadas se sentirá un poco arenosa. Esta sensación “arenosa” proviene de la estructura cristalina del nácar que forma las perlas reales y cultivadas.


Collares de Perlas y consejos para estar a la moda

Collar, 12-13 pulg. De 30 a 33 cm.

Los collares cortos de perlas generalmente están compuestos de 3 o más vueltas y se ajustan en la parte media del cuello. Con un estilo muy victoriano y lujoso, estos collares combina bien con modelos elegantes que tengan cuello en V, cuello caja o con los hombros desnudos.

Gargantilla, 14-16 pulg. De 35 a 40 cm.

Una gargantilla es posiblemente el tamaño más clásico y a la vez versátil de un collar de perlas de una vuelta. Una simple gargantilla de perlas puede combinarse prácticamente con cualquier prenda de vestir, bien sea de sport o elegante para la noche, y con cualquier tipo de escote.

Princesa, 17-19 pulg. De 43 a 48 cm.

El largo princesa es el más apropiado para cuellos redondos y altos. También complementa escotes muy bajos. Es el soporte perfecto para un pendiente o accesorio de perlas.

Matiné, 20-24 pulg. De 50 a 60 cm.

Más largo que una gargantilla y ligeramente más corto que el largo de ópera, el collar matiné es la selección perfecta para ropa sport o profesional.

Opera, 28-34 pulg. De 71 a 86 cm.

El collar ópera es la reina de todos los modelos. Cuando se usa en una sola vuelta, se ve refinado y perfecto para escotes altos o redondos. También sirve como una versátil gargantilla de dos vueltas al enrollarlo en si mismo.

Cuerda, más de 45 pulg. De 1 metro 10 cm.

Desbordando elegancia y sensualidad, este collar largo de perlas era el favorito de Coco Chanel. Solicítele a su joyero que le coloque broches secretos en lugares estratégicos alrededor del collar que le permitirán separarlo y convertirlo en combinaciones de collar de varias vueltas y brazalete. Para quienes desean tener el  juego completo de perlas, este modelo es imprescindible.